Posee una serie de comportamientos que son propios de su especie.
Trepadora:
La serpiente rata negra es conocida por su habilidad para trepar. De manera ágil y con su cuerpo delgado y fuerza muscular, puede moverse entre árboles y arbustos. Esta capacidad le permite acceder a diferentes niveles de vegetación, alcanzando refugio y persiguiendo presas en lugares elevados.
Nocturna y Crepuscular:
Principalmente activa durante la noche y al atardecer, esta especie encuentra refugio durante el día en áreas protegidas, como huecos de árboles, madrigueras o bajo rocas. Su actividad nocturna y crepuscular le permite evitar temperaturas extremas y aprovechar las horas de mayor actividad de sus presas.
Comportamiento Alimenticio:
La serpiente rata negra es una cazadora oportunista, centrándose principalmente en roedores como ratones y ratas. Utiliza su agudo sentido del olfato y vista para localizar a sus presas. De manera sigilosa, se acerca y captura a su presa envolviéndola con su cuerpo, demostrando velocidad y habilidad. Posteriormente, la traga entera.
Comportamiento Defensivo:
Aunque generalmente no es agresiva, la serpiente rata negra adopta medidas defensivas ante amenazas. Frente a posibles depredadores, puede inflar su cuerpo y emitir un silbido o bufido para advertir. Además, puede vibrar su cola en el suelo, imitando el comportamiento de una serpiente de cascabel, para asustar a los agresores potenciales.
Hibernación:
Durante los meses más fríos del invierno, la serpiente rata negra entra en un estado de hibernación. Busca refugio en lugares protegidos como madrigueras o cuevas subterráneas, reduciendo su actividad metabólica y pasando la temporada invernal en reposo.