La personalidad del perro pastor alemán es distante, pero no suele ser agresiva. Son perros reservados; no hacen amigos de inmediato, pero una vez que lo hacen, son extremadamente leales. Con su familia, son tranquilos y accesibles, pero cuando se ven amenazados, pueden ser fuertes y protectores, lo que los convierte en excelentes perros guardianes.
Esta raza altamente inteligente y entrenable prospera teniendo un trabajo que hacer, cualquier trabajo. El pastor alemán puede ser entrenado para hacer casi cualquier cosa, desde alertar a una persona sorda hasta que suene el timbre de la puerta u olfatear a la víctima de una avalancha.
Una cosa en la que no son buenos es en estar solos durante largos períodos de tiempo. Sin la compañía que necesitan, así como el ejercicio y la oportunidad de poner en práctica su inteligencia, se aburren y se frustran. Es probable que un pastor alemán que no hace mucho ejercicio y es ignorado por su familia exprese la energía reprimida de maneras que no le agradan, como ladrar y masticar .
Como todos los perros, el perro pastor alemán necesita una socialización temprana exposición a muchas personas, imágenes, sonidos y experiencias diferentes — cuando es joven. La socialización ayuda a garantizar que su cachorro de pastor alemán crezca y se convierta en un perro completo.